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sábado, 20 de noviembre de 2010

Guayaquille O’Neil

guayaquille-o-neal

Es el hermano irlandés del Chavo del 8…

Sé que el gorro andino no tiene nada que ver con Guayaquil, pero se hace lo que se puede…

Creer o Reventar

 batman

¿Casualidad o Causalidad?

Cada vez que escucho a alguien empezar con la frase “Yo no creo en la casualidad…” dos cosas me vienen a la mente; por un lado la certidumbre de que la frase concluirá con “…creo en la causalidad” y que nos encontramos ante alguien que tiene una atracción por los lugares comunes comparable con los del Rabino Bergman y José Narosky. Vulgarmente podríamos suponer que la frase en sí postula que existe un divorcio entre los hechos casuales y el principio de causalidad. Si quisiéramos ser mal intencionados, podríamos suponer que para quienes pronuncian esta frase, existen momentos en que las leyes de la causa y la consecuencia pueden llegar a no aplicarse. En realidad, como la mayoría de los lugares comunes, el postulado inicial es perfectamente válido, pero su uso se ha degenerado tanto que quiere decir algo completamente distinto. Tomémonos un segundo para analizar que es lo que se encierra en tan curiosa frase.

Supongamos el hecho casual por excelencia, nos encontramos con un conocido en un lugar donde ninguno de los dos debería estar, por ejemplo Necochea. ¡Qué Casualidad! diríamos todos nosotros con justa razón. Sin embargo, no faltaría quien pronuncie con cara de circunstancia que no cree en la casualidad, sino en causalidad. En el fondo, en el sentido estricto de la propuesta, tiene razón. Hay una serie de causas que nos llevaron a estar a los dos en Necochea en el mismo lugar, siendo la principal el habernos decidido a ir a Necochea en el mismo momento (?) Por supuesto que esta es una verdad de perogrullo (?) Nadie cree que la gente llega a Necochea por arte de magia, ni desconoce que la consecuencia más lógica de tomarse un micro a esa ciudad es la de llegar a Necochea (?) Lo que se plantea como casual es la coincidencia, no el método empleado para que esto ocurra.

Pero la perversión del lugar común radica en el hecho de que quiénes reivindican la causalidad, no lo hacen en nombre de una racionalidad irrebatible; sino que lo hacen por las más variadas razones esotéricas. Postulan que creen en la causalidad porque en su concepción de la historia, todos los eventos responden a una causa mayor; pero no a la necesaria concatenación de eventos que postula el principio de causa y consecuencia, sino a un designio metafísico. Así que de repente, pasamos de una afirmación que ponía el énfasis en una explicación racional de la realidad a una afirmación que nos pone en el medio de una teoría conspirativa. Por eso, mejor desconfiemos de ese tipo de afirmación. Por las dudas.

sábado, 13 de noviembre de 2010

No olvidemos que destruyeron Buenos Aires (?)

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Vaquita de San Antonio

Principal sospechoso/a del ataque a Buenos Aires

De todas las arbitrariedades a las que la sociedad parece someternos, creo que la casi universal aceptación de la Vaquita de San Antonio es sin lugar a dudas una de las más curiosas. Reconozcamos que la relación de la humanidad con los insectos ha sido, en líneas generales, conflictiva. La sola idea de compartir un espacio con insectos puede ser suficiente para sacar de quicio a personas, por lo demás, muy atildadas. Cuando se trata de alimañas, no parecen haber dudas; la respuesta es siempre el exterminio. ¡Lo siento cucaracha… pero no negociamos con insectos! Sin embargo, cuando se trata de las Vaquitas de San Antonio (puede parecer un nombre curioso, pero es mucho mejor que el “Mariquita” con el que se las conoce por otros lares) aparentemente todo se le perdona. Hasta conozco gente que, como pacifistas traidores en la guerra contra los insectos, permiten que la alimaña en cuestión camine por sus manos libremente, en un momento de comunión con la naturaleza que hace que San Francisco de Asís parezca un empleado de las compañías petroleras (?).

Cada vez que he expuesto la notoria arbitrariedad de esta actitud, se me ha contestado con una serie de vagos argumentos que no hacen más que confirmar el punto expresado. Por ejemplo, se suele argumentar que es un insecto inofensivo, mientras que otros, a efectos de la argumentación el mosquito y las hormigas, resultan nocivos para los seres humanos. Sin embargo, esto no evita que otros insectos inocentes, como la libélula y su mucho menos sofisticado primo el aguacil, deban lidiar con el oportuno chancletazo. De hecho, si se me acerca una abeja, yo le doy con la Revista de La Nación enrollada, sin ningún tipo de contemplación. Y eso que la abeja no sólo no es nociva, sino que hasta trabaja para nosotros [se podría decir que la tenemos de gato(?)]. Otro argumento gira en torno a la belleza de las Vaquitas de San Antonio. En este sentido no hay mucho que decir, el gusto es algo subjetivo. A mi me parece que por su forma, la Mantis Religiosa es infinitamente más interesante que la prima varicelada de la chinche (?), y sin embargo la extermino sin ponerme a pensar mucho en el acto.

Pero el argumento más curioso, es que el Bovino de Areco (?) es limpio, no como las moscas y cucarachas que pululan por la basura. Este sin lugar a dudas es el argumento más falaz de todos. Seamos buenos; ¿cuánto sabemos en realidad de la vida de las Vaquitas de San Antonio? No creo que la ciencia haya dedicado un centavo de los escasos subsidios que recibe para estudiar las costumbre de estos insectos. Por todo lo que sé, las Vaquitas de San Antonio pueden haberse estado revolcando en la más inmunda de las suciedades antes de irse a posar sobre el brazo de algún humano. Yo por lo menos no lo descartaría. Pero el argumento de la limpieza viene de la mano del hecho que las Vaquitas de San Antonio no contagian enfermedades. Sin embargo, no podemos hacer esa afirmación. ¿Hemos descartado la participación de estos insectos en la Lepra, por mencionar alguna enfermedad? ¿No? Entonces no quememos etapas (?).

Creo que a largo plazo las consecuencias de este accionar caprichoso de la humanidad tendrá consecuencias catastróficas.Desde mis muy limitados conocimientos entomológicos (?) puedo afirmar que privadas de su enemigo natural (el ser humano) las Vaquitas de San Antonio progresaran hasta aumentar de manera espectacular, tanto en número como en tamaño. Cuando, las ahora Vacas de San Antonio, reclamen la tierra no digan que no fueron advertidos. Más vale pegar un buen ojotazo ahora que estamos a tiempo, que tener que enfrentarlas con armas largas en Plaza de Mayo en un futuro no muy lejano (?) Puede que esté exagerando un poco, pero más vale prevenir que curar.

Signados por el nombre 2

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litter2

Ahora vienen por el agua (?)

La Dr. en Química Marta Litter de la Universidad de Buenos Aires, se dedica a desarrollar métodos de descontaminación del agua por medio de energía solar…

Es muy interesante el trabajo de la Dra. Litter.

Es el papá de Hellboy (?)

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Carlos Heller

Ni De Narváez con su traje puede con él (?). 

Después de atravesar las insondables profundidades del infierno económico del 2001, llega un nuevo Superhéroe, HELLer!!!!!. Próximamente en los mejores cines…

jueves, 11 de noviembre de 2010

Invierno es Infierno en Alemán (?)

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piojos

El de los Piojos: Ahora dicen que sería el único infierno con patiecito adelante.

Con motivo del muy inspirado post del compañero Geraldinho (cuyo blog es altamente recomendable), creo que sería conveniente reflexionar un poco sobre el infierno. En primer lugar les pediría que a los efectos de este post consideren el infierno como un lugar real; quisiera evitar una eterna discusión entre escépticos y creyentes. En segundo lugar, y dada la falta de evidencia directa sobre la forma que tiene el lugar, digamos que las distintas representaciones del infierno son coincidentes con los principales temores de los distintos grupos sociales. Por lo tanto, sería esperable que grandes cambios en los tejidos sociales, redunden en modificaciones de sus representaciones del averno. De esta manera, no debería extrañarnos que las representaciones infernales hayan pasado de seres monstruosos que agitan tridentes en cavernarios mundos llenos de fuego, hasta representaciones burocráticas del infierno dónde Satanás no pasa de un subdirector obsesionado por el cumplimiento de su trabajo sin sentido. (Convengamos que pese a no ser un cargo de amplias responsabilidades, el de subdirector encarna la burocracia como ningún otro). Si bien hay situaciones que considero infernales per se (reuniones de consorcio, filas de bancos, la escuela primaria (?), distintas formas de transporte público) preferiría en este post concentrarme en los aspectos colectivos de nuestras representaciones infernales.

La primera reflexión que me surge es sobre la profundidad de los cambios sociales que llevan a una sociedad a temer más la pérdida de tiempo y el sin sentido, que al dolor físico y la tortura. Dudo que podamos evitar que un campesino italiano del Medioevo (Morales ¡cuac!)se entregue por completo a una vida de lujuria y pecados varios, si lo amenazáramos con un infierno en el que deba hacer constantes trámites. De hecho esa perspectiva era algo sobre lo que fantasear por la noche. Por otra parte, la mayoría de las representaciones del infierno, parecen acordar con la opinión de Jean Paul Sartre: “El infierno es el Otro”. El averno parece ser un lugar abarrotado de gente (lo que nos dice algo sobre la capacidad de misericordia y perdón de los artistas, por no extenderlo a todo el género humano) en donde, a los tormentos descriptos, se agregan los propios de la convivencia humana. Sin embargo, y casi paradójicamente, no parece haber registros de infiernos en donde estemos condenados a pasar la eternidad solos. En lo personal encuentro que este´sería una castigo significativamente más cruel que los anteriores.

Teniendo en cuenta lo antes mencionado, deberíamos decir que en líneas generales el infierno parece haber sido diseñado por un adherente al modelo agroexportador (?) El hades remite en líneas generales a algún proceso fabril, ya sea por las máquinas utilizadas en la tortura o por las fraguas que adornan sus paisajes. De hecho, las bucólicas imágenes de campiñas y labradíos (?) están reservadas al paraíso; lo que abona la idea de que los infiernos no son lugares para estar solos. La otra conclusión que uno podría sacar es que el infierno es un lugar construido por el hombre, mientras que el paraíso es algo de una condición más “natural”( por llamarlo de alguna manera, considerando su carácter preternatural). Finalmente, y como una suerte de corolario, me molesta la gente que cree que el infierno está bueno porque te dejan fumar y emborracharte y comer todo lo que quieras, mientras que en el cielo tenés que estar más careta (sic). Estas personas incapaces de imaginar un paraíso que consista básicamente en lo que les gusta (grado cero de toda elaboración teológica sobre el cielo) merecerían ir al infierno por haraganes y por no cuestionar las ideas que de la eternidad que les trasmitieran los dibujitos del Gato Sylvestre.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ordinario como diente de madera

caracoles

Caracoles: Ahora dicen que así serían los dientes

Aún cuando asumo que todas las publicidades son básicamente mentiras, debo reconocer que algunas tienen la capacidad de hacerme enojar. Y no estoy hablando únicamente de la propaganda de la Puerta Acero Pentágono, sino de las que nos toman demasiado por idiotas. De estas, las peores son sin lugar a dudas las de cepillos de dientes. Seamos sinceros, ¿cuántas posibilidades de cambios, desde el punto de vista del diseño, admiten los cepillos de dientes? A priori, no muchas. Sin embargo, los (por llamarlos de alguna manera) ingenieros que trabajan creando cepillos se las arreglan para entregar, una vez cada seis meses, alguna modesta modificación. El mango más fino, o´más grueso; las cerdas entrelazadas o las que cambian de color a medida que se gastan; el raspador de lengua (?); son algunas de las ínfimas contribuciones que sólo son admitidas en la medida en que no entorpecen el acto de lavarse los dientes.

Hasta aquí todo bien; después de todo la mayoría de las industrias introducen pequeños cambios para que no se pierda el interés en el producto. El problema está en los departamentos de marketing que contratan las compañías de cepillos de dientes. No contentos con el escaso interés que un cambio tan insignificante puede traer en lo consumidores, salen a vender los mejorados cepillos como si fueran obras maestras del diseño palermitano (?) Y para hacerlo recurren al truco más bajo posible: desprestigian a sus propios productos. Las comparaciones con los cepillos anteriores son tan elocuentes, que nos mueven a avergonzarnos por haber ido por la vida con todos esos gérmenes en la boca. De hecho, creo que la próxima propaganda de Oral B va a consistir en un abuelo que es interpelado por su nieto sobre cómo hizo para levantarse a la abuela con el  aliento a foca muerta que debe haber tenido, dado que no podía contar con un Grip Master 300 (?)[ Yo pondría para hacer del abuelo a Emilio Disi, puede parecer controversial pero creo que sería un golazo (?)].  Más allá de las costumbres higiénicas del abuelo, me parece que se están pasando algunos límites.

Pero de todos los trucos publicitarios, el que más me subleva es esa manía de recurrir al discurso científico para probar vaya a saber Dios qué punto. Si el 80 % de las bacterias no están en los dientes, ¿para qué carajo nos los estuvimos cepillando todos estos años? ¿No podríamos demandar a la Sociedad Odontológica Argentina por retener esta valiosa información? ¿O me van a decir que la sofisticada idea de mirar con un microscopio en qué lugar de la boca se agrupan las bacterias se les ocurrió la semana pasada? En caso de ser eso cierto, la odontología como rama de la medicina, debería sumirse en un profundo debate interno (?). Siete de cada diez odontólogos recomiendan Colgate. ¿Y qué se supone que quiere decir eso? ¿Con qué base hicieron esa encuesta? ¿En qué lugar? Además, ¿Cuántos odontólogos hay en una encuesta administrada a diez odontólogos?… Bueno, si le creemos a la gente de Kolynos, Colgate, Oral B y algún otro, yo diría que no menos de quince odontólogos. Es así, o son completamente esquizofrénicos y contestan a los requerimientos dependiendo de quién hace la pregunta. No estoy seguro de querer poner mi salud bucal en manos de ese tipo de gente. Me hace acordar a los ocho de cada diez gatos que eligen Whiskas, como si fueran al supermercado y optaran por las distintas marcas. Los gatos deben tener un desarrollado sentido del precio de las cosas y del salario de sus amos, en caso contrario no se entiende por qué eligen Whiskas pudiendo elegir salmón todos los días.  Aflojen muchachos…que se está notando mucho.

Empanadas uruguayas

la pat morita1

Ahora dicen que utilizaría los palitos para comer empanadas.

No contento con haber convertido a Daniel san en un hombre hecho y derecho, el nuevo desafío del señor Miyagi es llevar adelante una empresa de comidas regionales en la Argentina. Empanadas de autor (?)